Proemio
¡Bienvenidos!
Este pequeño universo funerario
Vive paralelo a la más dulce de las bocas,
De las dulces bocas que he besado.
Tú, que aún puedes elegir,
Entre el rum-rum del chocolate
O el estrepitoso hedor
Del mundo al que te invito,
Entre la bocanada podrida
De la zanja en esta esquina
O el melodioso envoltorio
De un caramelo de praliné,
¡Elige!
No es un sueño,
Estamos caminando.
Tampoco es vigilia,
Caminamos dormidos.
No hay héroes vencidos
Que duela enterrar
Ni perversos sometidos
Que alegre encerrar.
Mi cuento es pequeño
Y mi vida también.
El viaje al que invito
Un andar cotidiano es.
¡Bienvenidos!
Sobran las horas del día,
Oculta está la muerte
En su cáscara vacía.
Hoy no se de rimas,
Ni de medidas
No se de letras,
Ni melodías,
Vidas perdidas,
Tristes paradas
Pobres destinos
O simples miradas.
Si no se de angustias tengo esperanza.
No me conduelo y engordo la panza.
Y, si no es a mí a quien le pasa,
No me detengo, sigo en mi vicio,
¡Veo de otros los desperdicios!
Soy poeta, soy ladrón
Con vuestro aliento
Alimento los versos
De esta oración.
Entrepiso 1
Paradisíacos infiernos
Detrás de un sucio cristal,
Sabor a sangre de encías
Debilitadas por el hambre
Uno siente el amargo sabor,
Otro se sacia creándoselo.
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